Sus dueños, Gwen y Steve Howell pusieron un día al "padre" de Scarlett en el trampolín y como vieron que le encantaba (y a todos hacía mucha gracia) cuando se puso demasiado "porcino" para poder seguir saltando, le cedieron el estrellato a Scarlett, que al principio protestó un poco pero que ahora disfruta como una cochina. Dicen que le gusta tanto que sus hijas (humanas) tienen que esperar el turno para poder jugar en el trampolín, hasta que la cerdita se canse de saltar.
Es tal la atracción que la familia planea presentar a Scarlett en el concurso de talentos "Britain's Got Talent", junto con otros dos cerditos que harán unos pequeños bailes mientras la estrella, salta.
Salta Scarlett, salta!!
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