Pobrecito Berry, fue casi dado por muerto cuando un caballo le cayó encima... bueno, no literalmente. Pero dice su dueña que "estaban jugando" cuando el caballo tuvo un traspié y fue a parar con su pata encima del pequeño perrito, del que no se veía asomar más que la nariz. Lo llevó al veterinario y le dijeron que sería mejor que lo sacrificara para que no sufriera, pero ella dijo que no, que prefería llevárselo a casa a morir. Cual es su sorpresa cuando a la mañana siguiente se levanta y ve a Berry en perfecto estado y comiendo de la comida de sus otros perros.
Un final feliz =)
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